sábado, 12 de diciembre de 2020

Cierre del año



Cierre del año 2020

La escuela en un contexto mundial de pandemia, tuvo que adaptarse a nuevas formas de enseñar y aprender a la distancia. Se integró de una manera virtual a las familias de cada niño y niña, siendo más visible cuando nos referimos a la comunidad educativa, que somos todos los que formamos parte en la vida escolar de los niños y niñas de la escuela. Muchas veces cuando se piensa en la escuela, se relaciona con el edificio escolar, y a partir de esta situación visibiliza que hay mucho más en el proceso de enseñanza y aprendizaje: formas de organización, tiempos y espacios dedicados a diversas actividades, la importancia del vínculo pedagógico, la interacción en la clase, diferentes formas de producir, aprender a escuchar.

Apenas se anunció el aislamiento obligatorio, tuvimos que organizar las actividades pensando en cómo hacer llegar a todos los niños y niñas de la escuela el material necesario, fue un trabajo intenso porque tuvimos que crear desde un nuevo blog y los docentes que tenían facilidad con la tecnología ayudaron a los que aún no incorporan estas nuevas herramientas. Fue una construcción colectiva, con muchas ganas de ayudar entre todos los docentes preparando no sólo las maestras de grado, sino que de todas las áreas. Esto sucedió en toda la Ciudad de Buenos Aires, esto se replicó en todo el país. 

Los niños y niñas han hecho su mejor esfuerzo desde la presencialidad virtual, ante la dualidad vida doméstica-escolar: siendo hijos-alumnos al mismo tiempo. Fueron los primeros que comprendieron que si había alguna dificultad técnica había que tener paciencia, si hablábamos al mismo tiempo no nos íbamos a entender, si se generaba un ruido de fondo silenciaron el micrófono para escuchar, buscaron formas alternativas escribiendo en el chat cuando no funcionaba el audio o para no superponerse a otros.

Algunos les ganaba la ansiedad por ser escuchados y se entiende porque aún son pequeños. Pero también ese trabajo de enseñar, dialogar y comunicar a muchos niños y niñas al mismo tiempo, no se aplicaba de la misma manera que en el aula. Donde un maestro, si un niño o niña está levantando la mano, puede ir dando turno para que cada niño pueda darle voz a lo que piensa, siente o quiere expresar. En este caso la multiplicidad de pantallas no permitía la misma interacción y la aplicación anexó a fin de la cursada una acción para que puedan pedir su turno (tengamos en cuenta que los diseñadores de estas aplicaciones trabajan para el hemisferio norte y tuvieron tiempo para adaptar a las clases de esa región).

Pudimos planificar actividades con otros docentes articulando las temáticas. Tuvimos altas y bajas. Comenzamos con mucha energía, a mitad de año nos desanimamos porque no veíamos el fin del aislamiento, extrañábamos nuestro espacio de encuentro, algunos de los docentes estuvieron enfermos o tuvieron a su familia con Covid, otros perdieron a sus seres queridos. Nos acompañamos y no fuimos indiferentes a lo que  sucedía, pero a pesar de esto, seguimos adelante dando clases.

Había familias que se comunicaban con netbooks, otras con celulares. Algunos tenían conectividad de wifi, otros gastan datos de la compañía móvil. Otra parte que no tenía la posibilidad de conectarse. Tuvimos en cuenta las familias numerosas, en las que los niños tenían que alternar las computadoras con sus hermanos, tuvimos en cuenta las dificultades de comunicación y ampliamos la alternativa con los cuadernillos. No sólo en tercero, sino en toda la escuela. La preocupación por que llegue el alimento a cada casa cuando algunas familias fueron afectadas por este virus. Hubo familias que se animaron a hablar y otras que no. En esa diversidad trabajamos, es la misma que sucede en el aula y la misma que sucedió en la virtualidad.

El aprendizaje -que todos llevamos este año- es de un trabajo colectivo enriquecedor. Los niños a veces escuchan del trabajo en equipo, pero les cuesta visualizarlo. Este año, pudieron ver que era necesario, entre todas las partes, poner la mejor voluntad para salir adelante. La comunidad educativa son: los directivos, docentes, auxiliares, alumnos y familias de la institución. Entre todos velamos por un aprendizaje integral y significativo, por un crecimiento sano-digno y para que sean ciudadanos de un mañana, que queda en sus manos.


Un gran cariño a tod@s




Para cerrar el año, fuimos mencionados en los Premios UBA 2020. Agradecemos a la Universidad de Buenos Aires el reconocimiento.

http://www.uba.ar/noticia/20156

El rector Barbieri expresó que “la Universidad de Buenos Aires quiere premiar a quienes tratan de tener informada a la sociedad de la mejor manera posible, en esta era de la comunicación, donde la información es un valor esencial que debemos mantener con los mayores estándares de calidad, de transparencia y con la responsabilidad que corresponde, nosotros quisimos premiar a aquellos que hacen de la comunicación y del periodismo su modo de vida”.

Dado el momento delicado que atravesamos, la ceremonia se realizó en el salón del Consejo Superior del Rectorado y se transmitió vía Zoom.




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Publicación con fines culturales y educativos

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